Sam Altman es el nombre del momento en el campo tecnológico (mal que le pese a Elon Musk). Agazapado en un principio tras el éxito mundial de marcas como OpenAI, Dalle 2 o ChatGPT, su creación más célebre, Sam Altman está cada vez más expuesto a la opinión pública, embarcado en una vorágine de ruedas de prensa, entrevistas con responsables políticos y comparecencias de todo tipo y en todo el mundo en las que quienes le rodean le piden siempre más información para llegar a comprender el alcance del actual auge de la inteligencia artificial.
Así que nos ha parecido un buen momento para repasar su historia 😉
Sam Altman: sus primeros años
Samuel Harris Altman nació en Chicago, Illinois, Estados Unidos, el 22 de abril de 1985 (tiene 38 años). Creció en St Louis, Missouri, donde asistió a la escuela secundaria John Burroughs. Más adelante asistió a la Universidad de Stanford, la misma en la que crecieron otros genios del sector digital como Sergei Brin y Larry Page, fundadores de Google. Allí estudió informática, pero al poco tiempo abandonó los estudios.
En 2005, con solo 19 años y fuera de la universidad, decidió iniciar su primer proyecto tecnológico y lanzó Loopt, una aplicación con la que los usuarios podían compartir su ubicación con amigos y conseguir cupones de descuento de negocios cercanos. A pesar de que Loopt logró reunir 30 millones de dólares en capital de riesgo, cerró por no tener tracción y finalmente, en 2012, fue comprada por Green Dot Corporation por 43,4 millones de dólares.
La siguiente parada de Altman fue Y Combinator, una conocida aceleradora de startups tecnológicas que ha participado en proyectos tan importantes como Airbnb, Dropbox o Coinbase, de la que se hizo socio en 2011. En 2014, relevó a Paul Graham como presidente de la empresa, un cargo que le permitió codearse con importantes figuras como Elon Musk, con quien trabajaría años más tarde.
Hasta el 2019, Altman estuvo al frente de la aceleradora, cuando decidió centrarse más en OpenAI, la empresa de inteligencia artificial que lanzó en 2015.
Nacimiento y evolución de OpenAI, el gran proyecto de Sam Altman
En sus inicios, OpenAI fue financiada por Altman, además de varias figuras y empresas destacadas de Silicon Valley, como (otra vez) Elon Musk, Jessica Livingston, Peter Thiel y YC Research. En 2015, cuando la empresa fue lanzada, había alcanzado los 1.000 millones de dólares provenientes de financiadores externos. Con OpenAI, el grupo se había puesto el objetivo de crear una organización sin fines de lucro que estuviera enfocada en el desarrollo de la IA de la forma que mejor beneficiase a la humanidad en su conjunto.
Un año después de su lanzamiento, en abril 2016, la empresa lanzó Gym, una plataforma para la investigación de aprendizaje reforzado. Esta permite que los investigadores y desarrolladores pudieran comparar los sistemas de aprendizaje por refuerzo, unos sistemas que le enseñan a la IA a tomar decisiones mejores. En diciembre de este mismo año, lanzaron Universe, la plataforma de software para entrenar a agentes inteligentes en sitios web y juegos.
Para el 2018, OpenAI anunció que Musk renunciaría a la compañía para eliminar posibles fricciones en el futuro, derivadas del enfoque que tenía el magnate sobre la IA. En los siguientes años, Musk utilizó su cuenta de Twitter para expresar su disconformidad del rumbo que estaba tomando OpenAI. De hecho, en marzo de este año, firmó, junto con otros expertos en tecnología, una carta abierta en la que expresa su preocupación sobre el impacto que tendrá la IA en la sociedad y exhorta a que su desarrollo se paralice por lo menos por seis meses.
Volviendo a OpenAI, en 2019, la compañía abandonó su condición de organización sin fines de lucro para convertirse en una corporación de ganancias limitadas. Este mismo año, firmó un acuerdo con Microsoft, en el que la compañía creada por Bill Gates invertía 1.000 millones de dólares a cambio de que OpenAI licenciará su tecnología exclusivamente con ellos. Un movimiento que se convertiría en el primero de una serie de operaciones de inversión que culminarían en 2023, cuando el gigante tecnológico anunció que realizará una inversión multianual de “miles de millones de dólares” en OpenAI con el objetivo de “acelerar los avances en IA y garantizar que estos beneficios se compartan ampliamente con el mundo”. Aunque la cifra exacta de la nueva inversión no fue revelada, el medio digital estadounidense Semafor adelantó a principios de enero que el monto total sería de 10.000 millones de dólares.
Pero antes de eso, OpenAI siguió creciendo, y lanzando nuevos productos. Así en 2021, OpenAI lanzó Dalle-2, una herramienta generadora de imágenes a partir de texto, la primera en popularizar a nivel mundial las herramientas de generación de imágenes a partir de texto, y a finales de 2022 lanzó ChatGPT, la herramienta de IA generativa de texto y código que ha revolucionado el mundo tecnológico.
A lo largo de 2023, ha lanzado varias versiones mejoradas de ChatGPT, siendo la última GPT4, una versión de pago de la herramienta, además de APIs e integraciones para desarrolladores.
Sam Altman ante el escrutinio de los gobiernos y la justicia
Hace poco los altos directivos de OpenAI, entre ellos Altman, Greg Brockman (Presidente) e Ilya Sutskever (científico en jefe), reconocieron que la IA podría compararse con la energía nuclear por los riesgos que conlleva a la humanidad. Afirmaron, que es posible que la IA supere las habilidades de nivel experto en casi todos los dominios en la próxima década, por lo que debía regularse.
Pero a pesar de esta preocupación, Sam Altman no parece muy animado con las regulaciones que quieren proponer los gobiernos. En mayo tuvo que comparecer ante el Congreso de Estados Unidos, donde se dio a la tarea de convencer a los reguladores que está dispuesto a ayudar para encontrar el equilibrio entre la innovación y los riesgos que conlleva la IA.
Si bien durante su visita al Capitolio, pidió que Estados Unidos sea el primer país en actuar y afirmó que las empresas de IA deben cumplir con un conjunto apropiado de requisitos de seguridad, ha pedido que la regulación sea «lo suficientemente flexible para adaptarse a los nuevos desarrollos tecnológicos».
Asimismo, en su reciente visita a Reino Unido, que forma parte de una gira por varios países europeos (España entre ellos), dijo que estaba muy preocupado por la ley de IA que será votada por el Parlamento Europeo en algunas semanas y destacó «intentaremos cumplir, pero, si no podemos cumplir, dejaremos de operar».
Me he reunido con Sam Altman @sama, cofundador de @OpenAI, con quien he compartido que la Inteligencia Artificial es una enorme oportunidad para modernizar nuestras sociedades.
Pero es imprescindible que su desarrollo respete los derechos y los valores democráticos. pic.twitter.com/o2jBlNMYRt
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 22, 2023
Esta advertencia de Altman llega poco después de que gobiernos como el italiano decidieran poner trabas al uso de su herramienta estrella, ChatGPT, ante las dudas que generaba el tratamiento de los datos de los usuarios por parte de OpenAI.
Imagen: LinkedIn Altman